Lamia
Este conocido personaje mitológico es mitad mujer mitad animal. La parte
superior del cuerpo de Lamia es de una hermosa mujer y las extremidades
inferiores pueden ser como las de una gallina, un pato o una cabra. Sin
embargo, en la zona costera, la parte inferior es como la de un pez.
Entre sus ocupaciones
destacan: hilar con rueca y huso; construir dólmenes, puentes y casas; y lavar
la ropa por la noche. Pero la actividad que más agrada a Lamia es peinar su
larga melena, con un peine de oro, a la orilla de ríos o lagunas. Habita en
cuevas, remansos de arroyos, en manantiales y estanques.
Se alimentan con pan,
tocino y sidra que exigía a las personas, o con pan, cuajada y leche que le
ofrecen sus devotos. También se dice que viven del ‘no’, esto es, ellas cobran
los impuestos no declarados por los labradores. Esta es la razón por la que
aparecen como defensoras de la honradez, y en contra del fraude.
Es frecuente que pidan ayuda bajo amenaza a los humanos para algunos
trabajos, como el de matrona. Cuando una Lamia está en agonía, reclama la
presencia de una persona, ya que no puede morir sin que la vea antes una
persona humana y recite una plegaria ante ella. En otros momentos sin embargo,
la Lamia puede presentarse cortésmente ofreciendo ayuda.
Son frecuentes los
enamoramientos de Lamias y jóvenes lugareños, ya que éstos quedan deslumbrados
por su belleza.
La extinción de estos
fascinantes personajes mitológicos se relaciona con la construcción de ermitas,
el repicar de las campanas y el rezo de los creyente. Todo indica que la
cristianización pudo ser la causa de la extinción de éste antiguo genio.
En la Mitología
Clásica, la Lamia es una clase de
monstruos fabulosos, comúnmente representados con la cabeza y el pecho de una
mujer y el cuerpo de una serpiente, que seduce jóvenes y niños para chuparles
la sangre, constituye un antecedente de la vampiresa moderna. Aunque el nombre
pueda proceder de este ser, y que pudo entrar con la llegada de los romanos,
las características de las Lamias las relacionan mas con las Sirenas. La sirena
aunque en un principio se mostró como híbridos de mujer y ave (Egipto, Grecia
...), en Occidente se metamorfosearon en seres pisciformes a partir del siglo
IX.
otra cara de las Lamias
Reza una leyenda que a
un pastor, cuyo rebaño cuidaba entre los montes Anboto y Arangio, se le
aparecían las Lamias a menudo, y éstas le danzaban por los aires para diversión
del joven. El pastor no sabía que eran Lamias y se lo pasaba muy bien con
ellas.
Con una de ellas entabló
una especial amistad, e incluso ella lo acompañaba a su casa. Un día la joven
le regaló una sortija y se prometieron matrimonio.
El pastor le contó todo
a su madre que preocupada pidió consejo al cura del pueblo. Éste, receloso, le
dijo que observase las piernas de su prometida.
El joven así lo hizo y
se dio cuenta que sus piernas eran como las de un pato. Entonces quiso sacarse
la sortija del dedo, pero por más que lo intentaba no lo conseguía, por lo que
no tuvo más remedio que cortarse el dedo. Le entregó el anillo a la Lamia, dedo
incluido, y volvió a su casa donde se curó y, se acostó.
En todas las
mitologías y leyendas a lo largo y ancho de la tierra existen figuras que poco
a poco han ido dando origen a lo que actualmente se conoce como vampiros. Estas
figuras tenían un factor común, la supervivencia a través de la sangre. También
es frecuente encontrar figuras legendarias, asociadas a pueblos y culturas
antiguas, que hablaban de mujeres vampiro.
Seres seductores y
mortíferos capaces de sembrar el miedo y el caos entre los hombres. Este último
caso es el de Lamia, un personaje femenino de la mitología griega cuya historia
podría resumir la creación de una primera mujer vampiro (como pasaría con otras
figuras como la de Empusa).
El mito griego sitúa a Lamia como reina de Libia. Una
joven atractiva, hija de Poseidón y Libia, llena de encanto y belleza ante la
cual Zeus quedó completamente hipnotizado. Un día Hera descubrió el amor
que su Dios le profería a la joven, lo cual hizo que se enfadara de manera
desorbitada y quisiera vengarse de la hermosa reina. El castigo que la Diosa
tenía preparado para Lamia fue desproporcionadamente cruel, tomó a los hijos de
esta y los mató cruelmente (menos a Escila) delante de la misma para que
pudiera ver su agonía y sufrimiento.
A partir de este
momento la historia varía un poco. Hay quien dice que, no contenta con eso,
Hera decidió convertirla en un monstruo, mientras muchos otros aseguran que fue
la enorme tristeza que sintió ante la muerte de sus hijos la que la terminó
transformando en ese ser con cuerpo de serpiente y pechos de mujer. Fuese como
fuese, lo cierto es que Hera maldijo a la ya destrozada Lamia a no poder cerrar
los ojos nunca más, de esta forma siempre podría ver la imagen marcada a fuego
de sus hijos agonizando ante la muerte.
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